Todo el mundo piensa que la cara «b» de las cosas es inferior en calidad a la cara «a». Yo pienso todo lo contrario. Pienso que la cara «b» es la buena, la importante, la que encierra matices imperceptibles en superficie pero abundantes en venideras revisiones. La cara «a» es éxito seguro a corto plazo, la cara «b» es un surtidor de pequeñas dosis de triunfo que, reunidas, conforman un éxito mayor e imperecedero en la memoria.
La cara «b» de mi viaje no podía haber sido más satisfactoria. Nueve horas de tren dan para sentir y presentir muchas cosas, y las emociones surgen con mucha más fluidez gracias al traqueteo, abrazo mecedor incansable. Momentos de paz y de nervios se van alternando con un ritmo armonioso, apacible, coordinados por un corazón que a veces parecía querer bajarse del tren dando saltos de suicida y otras se apaciguaba dejando claro que éste era el momento de dar la cara, a o b, pero darla. Y dar la cara sin poder ofrecer una sonrisa es algo que requiere mucha valentía, y que entraña muchas horas de debate interno, de miedos, de vergüenzas… que cada uno solventa como mejor puede y que yo decidí afrontar para no perderme algo importante, algo de lo que me arrepentiría durante mucho tiempo.
Y el esfuerzo mereció tanto la pena que las nueves horas del viaje de regreso se me hicieron cortas para revivir sensaciones. En mi cabeza se agolpaban las caras de sorpresa, de alegría; los saludos afectuosos… y a mi corazón y a mi piel regresaba una y otra vez la magnitud de un abrazo que sólo se puede medir en sensaciones. Un abrazo largo, intenso, y tan cómodo que podría haberme quedado allí una eternidad, cuya ternura traspasó nuestro espacio invadiendo incluso a quienes nos rodeaban, a juzgar por algunas miradas empañadas que descubrí cuando abrí los ojos.
La cara «a», como era de esperar, fue maravillosa. Vernos y reconocernos fue todo uno. Sentirnos a gusto y sabernos parte de un grupo que siento que no se disolverá a causa del desgaste que produce el tiempo al pasar por nuestras vidas, y que espero que se fortalezca con cada entrada que escribamos, es algo que no tiene precio.
Un día mágico que tuvo dos caras maravillosas, pero si me lo permitís, me quedo con la cara «b»
Yo también.
(¿qué más se puede añadir a esto?)
Estoy totalmente de acuerdo, y siento que en mi caso fuese tan fugaz, me hubiera gustado hablar de tantas cosas, pero mi nerviosismo y mis circustancias me lo impidieró, pero espero que este sea el primero de otros encuentros. Un beso muy fuerte
Lo dicho: sois dos fenómenos. Irre y tú y tú e Irre.
Ah, y deja de seguir mis pasos por esos blogs de Dios.
Pues yo me quedo con la tuya, no sé si A o B, pero extraordinaria. Y con tu gesto, claro.
Mil gracias, y como no, a mi sí que me hubiera gustado haber podido compartir más tiempo con todos. Lo siento, espero que sea a la próxima.
No os podéis imaginar lo que vuestra visita significó para nosotros.
GRACIAS.
Guapa!!! Jo, qué gusto conocerte, esa cervecita en la terraza… no veas la pena que me dio que te tuvieras que ir tan pronto.. la próxima vez te acojo también en mis 25 metros de casa, jeje, ya nos apañaríamos..
Un beso!!!
Ímagino lo que supuso para ti dar ese paso y te lo agradezco infinitamente.
Sólo puedo decir que los tres, Clandestino, Mexileña y yo salimos tocados el sábado y que aún lo estamos, pero tocados positivamente.
Muchos besos y un abrazo enorme.
Belén: y si no, echamos a mi suegro de su casa y nos metemos todos allí, jajaja!
😛
Mujer, pobrecillo, ¡cómo le vamos a echar! lo dejamos dormir en la bañera, hombrepordios!, jajajajaja.
Mariano, fue un placer. Poco hay que añadir. Gracias.
Géminis, preciosa, esa cervecita fue de lo mejor, lo malo es lo que vino despues, jajajaj, casi la vomito en el metro, jajajaja, ya os contaré.
Clandestino, te lo dije in situ y te lo repito aquí, para mi fue un regalo poder ir. Hacía siglos que no viajaba sola. Así que gracias. Besos.
Estil, por dios, ¿qué voy a hacer ahora sin alter ego? Vuelve, porelamordedios.
Joako, ¡qué rabia! no creí que te fueras tan pronto. A mi también me podían los nervios y hablaba con el primero que se me cruzaba sin reparar en que con algunos hablé muchísimo y con otros apenas crucé palabra. Habrá más veces, seguro, y como diría Goñi, hablaremos hasta pegarnos la lengua al paladar, ya lo verás. Un besazo.
Irre, que fue un placer, que me pareciste aun más encantadora de lo que ya suponía y que ya nos tomaremos otra, paro aquí, que también hay terracitas apañadas, jajajaj. Besos.
Me alegra tener noticias de tí, besos ( más besos, y más…)
Vitru, yo no sé si pudiste ver mi cara de sorpresa cuando me dijeron que eras tú (a Estili, Irre….los esperábamos, pero a tí…) pero te aseguro que aún me pregunto si estuviste allí…jajajaja. Mil gracias, mil, de verdad, por dejarnos conocer esos preciosos ojos…Besos!
Pues cualquier día te lo propongo, que ahora ya no tienes excusa, jejeje!
🙂
En fin… que me he quedado chafado como un huevo contra el asfalto… con la ilusión que me habría hecho completar el trío calavera. A vosotras ya os conozco, y a Géminis también, pero le tenía asín de ganas a Mariano, a Mexileña y a Clandestino… y a Joako, y a Belén, y a Jovekovic, … y a cualquiera que por allí se pasara en definitiva. Habrá más veces y, desde luego, por La Clandestina seguro que me paso en mi próximo viaje a Madrid… sea éste cuando sea.
Por cierto, ahora ya podremos quedar los tres a tomar una cervecita ¿no?
Bicos 😉
me dio mogollón de pena no haber podido ir. a ver si en julio puedo bajar a madrid y visitar la librería…
[…] con Mariano un día tan importante como lo fué el día de la inauguración. Ese día no sólo se inauguraba una librería; ese día nos pusimos piel unos a otros aquellos que ya habíamos hecho piña sin movernos de […]